Algunas niñas soñaban con ser modelos, maestras, doctoras, veterinarias, psicólogas, diseñadoras de moda, abogadas o policías, pero pocas, como Miriam Carrillo, aspiraba ser científica.
A sus 17 años se convenció de alcanzar ese anhelo, al acudir a un programa llamado “Asómate a la ciencia” organizado por la Universidad Autónoma del Estado de México, UAEMEX.
“Tuve la oportunidad de ver por primera vez un holograma que era la imagen de un tren, y pensé que lo siguiente que haría sería diseñar uno”.
Ocho años después logró su propósito, estudió física, y posteriormente una maestría y doctorado en Óptica. Actualmente labora en Grupo Molecular, uno de los pocos centros de investigación financiado por la iniciativa privada en el país.
“Desarrollo fuentes de luz, fuentes láser, fuentes de iluminación y buscamos crear aplicaciones y herramientas que aporten, que sean para el beneficio de la comunidad”.
En México, cada vez crece más el número de mujeres involucradas en la ciencia, pero siguen siendo pocas en comparación con otros países como Bolivia o Venezuela.
Menos del 30% de los investigadores de todo el mundo son mujeres, esto se lo atribuyen a la falta de oportunidades y a señalamientos equivocados que encasillan ciertas profesiones a un sólo género; así lo cuenta Daniela Munguía, estudiante de Oceanografía en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, CICESE.
“Inicialmente era una carrera de hombres, a las mujeres creo que ni se les permitía subir a un barco para hacer experimentos en el mar, no ha sido fácil, pero ha cambiado paulatinamente, y me da gusto que en mi generación el 50% de los estudiantes somos mujeres”.
Cindy Valencia, otra estudiante destacada de la misma institución, es originaria de Colombia y en ambos países percibe la evolución.
“Cuando inicié la carrera si noté que el número de mujeres en física era muy pequeño, en comparación con el de hombres, es la primera vez que me encontré con ese desequilibrio, pero considero que en estos momentos lo único que se requiere es motivar a más mujeres que estén en el campo de la ciencia para que crezca”
El papel de la ciencia no puede subestimarse, las futuras generaciones demandan a las empresas a encontrar nuevos nichos de mercado para abastecer las nuevas tendencias y necesidades, así lo manifiesta Yunuen Padilla, estudiante de Nanotecnología de la UNAM.
“Quisiera, más que hacer cosas, aplicarlas y llevarlas al mercado para que puedan hacerlas. Me interesa la catálisis y quiero desarrollarla para al medio ambiente y hacer consultorías especializadas para que las empresas sepan cómo manejar sus residuos y esas cosas de nanotecnología.”
Las visionarias científicas están convencidas que las metas que se proponen no son fáciles, pero les inspiran historias de éxito como las de la matemática Katherine Jones, Marie Curie, pionera en el campo de la radiactividad, primera en recibir dos premios Nobel o la mexicana Julieta Fierro, astrónoma y divulgadora.
Las enriquecedoras experiencias fueron compartidas a estudiantes de CETMAR, Centro de Estudios Tecnológicos del Mar, Ensenada B.C. durante un evento en el marco del día Internacional de la Mujer.