Pocos piensan en las dificultades que tienen las y los periodistas para cumplir con su trabajo, que aún en la pandemia y sus riesgos salen a cubrir la información para mantener actualizada a la población.
Ser periodista en una ciudad como Tijuana no es igual a ser periodista en alguna otra parte del mundo. Sin duda esta ciudad fronteriza presenta una serie de retos para ejercer el periodismo, en donde los temas de migración, narcotráfico y seguridad son de todos los días.
En ese contexto, los periodistas en esta frontera parecen no sorprenderse con nada, sin embargo, la pandemia de COVID-19 llegó como un nuevo reto para cumplir con su profesión, que en lo general entre la población pocas veces es reconocida como una actividad de riesgo y muy esencial.
Contagio, un nuevo factor de riesgo
Se trata de un nuevo factor de riesgo, el contagio, para lo cual las y los reporteros deben tomar medidas muy estrictas, sin embargo, la pandemia trae otros retos y desafíos que tienen que ver con el acceso a la información y a la confirmación de noticias ante la propagación de las llamadas “fake news”, principalmente a través de las redes sociales.
Alberto Elenes, reportero de Uniradio y corresponsal de UNOTV mencionó que son muchas las medidas que han tenido que adoptar tanto él como sus compañeros para evitar contagiarse, desde usar tapabocas, guantes de látex, lentes tipo google, o incluso máscaras de plástico transparente para cubrir completamente la cara.
Pero también para proteger a los demás, han tomado medidas con el equipo como los micrófonos, mismos que hoy cubren con plástico transparente, al igual que grabadoras y cámaras que hoy en día pasan por su respectivo proceso de desinfección y los cuidados pertinentes.
“Ahora usamos equipo adicional como las cañas para los micrófonos para no estar todos amontonados y también nos dividimos la cobertura con los colegas”, mencionó para luego agregar que también se han tenido que adaptar con sus fuentes, solicitando declaraciones grabadas con el celular, aunque siguen dándose las “banqueteras” y “hay algunos funcionarios que no usan ni cubrebocas”.
Cambios para proteger a sus familias
No obstante, estos cambios afectan también la vida familiar de las y los periodistas, como lo señaló Claudia Orozco, reportera de Azteca América y Univisión San Diego, al describir cómo ha cambiado su dinámica al regresar a casa, en donde ha tenido que implementar varios pasos para desinfectar su calzado y colocar su ropa y accesorios en charolas a la entrada de su vivienda, para no llevar el virus a su familia, aunque también se ha mantenido alejada de sus seres queridos como su madre a quien no ha podido visitar desde hace varias semanas.
El fotoperiodista Omar Martínez, quien actualmente trabaja para la agencia Cuartoscuro, describió a BCCalMedia; “tengo que seguir trabajando en la calle, por eso tome la decisión de autoaislarme, por ahora estoy viviendo en un cuarto independiente, era un taller de carpintería y ahora se adaptó para permanecer en el lugar durante estas semanas”.
Para Martinez, es preocupante que, a su juicio, “la mitad de la población está fuera de casa aún, me preocupan los espacios donde se siguen aglomerando las personas, como afuera de los hospitales donde familiares de los pacientes se reúnen para recibir información de sus seres queridos: pero también he notado pocos reporteros trabajando en la calle, y los que están trabajando diario, los veo a todos preocupados pero también ocupados en cuidar su salud”, dijo.
Acceso a la información y “fake News”
Pero el COVID-19 ha traído otros retos para las y los periodistas, que tiene que ver con el acceso a la información. “Aunque las fuentes están dispuestas a ayudarnos con video llamadas o mandando las respuestas grabadas o por medios electrónicos, se ha vuelto complicado lograr respuestas rápidas a peticiones de entrevistas, ya sea porque o no están disponibles o porque no quieren entrarle a temas delicados”, puntualizó Jorge Fregoso, corresponsal en Baja California de la cadena Univisión.
Otro de los principales retos durante la pandemia son las llamadas “fake news”; “hay un chorro de fake news, algunas llegan a confundirnos seriamente incluso a nosotros los periodistas y pues no tienes acceso oportuno a las fuentes y se hace muy difícil confirmar, como por ejemplo en el tema de salud, en que se ha dificultado todo por la contingencia”, dijo Alberto Elenes.
Para Claudia Orozco, también falta definir criterios en la atención a periodistas en esta pandemia, ya que mientras algunas fuentes se niegan a dar entrevistas y sólo declaran a través de video llamadas y otros canales a distancia, hay otras que siguen convocando a ruedas de prensa, sin guardar la “sana distancia”.
La sensibilidad humana se hace presente
La parte sensible y humana también se hace presente y forma parte de las dificultades que trajo el COVID-19 para los periodistas: “no es fácil ver los rostros, aún semi cubiertos, de los médicos en el hospital, ver a las familias que no saben nada de sus seres queridos porque están incomunicados y solamente les dan información una vez al día, pasando horas de angustia y desesperación”, aseveró la periodista.
“Me preocupa mucho no saber dónde estoy parado al tener que salir de la calle, también tengo como muchos la preocupación de infectarme y después infectar a mi familia”, explicó por su parte Omar Martínez para luego recalcar la responsabilidad que se tiene como periodista en esta pandemia; “tenemos que estar seguros de lo que estamos reportando y publicando porque la desinformación ha estado haciendo mucho daño a la comunidad”.
“Ha habido días que han sido muy pesados y en los que te invade la psicosis por un posible contagio, como ejemplo hace unos días hubo el rumor de una colega contagiada, la cual se descartó, pero te entra la paranoia, ese día tuve una migraña terrible y la sensación de estar contagiado, aunque no fuera así”, comentó Alberto Elenes.
Enseñanzas de la pandemia
No obstante este contexto, para Claudia Orozco, el COVID-19 está dejando una enseñanza para los reporteros: “lo bueno de todo esto es que hemos aprendido a trabajar en equipo para exponernos menos, no hay como tal una competencia sino que se ha dado una comunidad solidaria, al intercambiar imágenes, fotos y datos, para hacer cada quien su trabajo a su estilo, por lo que no se puede decir que estamos haciendo lo mismo”.
Aunque en lo general, Jorge Fregoso tiene otra perspectiva; “creo que la enseñanza aún no llega, sigue habiendo muchos que no respetan la sana distancia o que siguen cayendo en temas difíciles creyendo todo lo que hay en redes y desinformando a la gente”. Para finalizar Claudia Orozco resaltó otra buena práctica implementada durante la pandemia; “no sé si después de todo esto se nos va a quedar la costumbre de estar limpiando todo, no es malo al contrario, no sé porqué no lo hacíamos antes”… concluyó.
(Fotos: Cortesía Alberto Elenes y Omar Martínez)