Los Kumiai fueron los primeros pobladores en habitar la región que hoy conocemos como las Californias, según evidencias arqueológicas tienen más de mil años aquí, mucho antes de que existiera la división geopolítica de México y Estados Unidos.
Sus comunidades quedaron divididas por una frontera, parte de esta tribu nativa quedó en San Diego, y otra parte en Baja California, pero por muchos años fueron y vinieron de un lugar a otro, sin mayor problema.
Martha Rodríguez, miembro de la comunidad Kumiai en California, recuerda que asistían a ceremonias a Juntas de Nejí en el municipio de Tecate o a Campo California caminando, pero esta actividad se interrumpió en el momento que el gobierno de Estados Unidos colocó un cerco para marcar el límite territorial, en los años noventas.
Hoy, 20 años después, el gobierno estadounidense pretende reemplazar ese cerco, con vigas metálicas, sólo que en sus trabajos de construcción están excavando tierras que para los Kumiai son sitios sagrados.
"Cuidamos mucho el territorio porque tenemos piedras y panteones, además quemaban a nuestros difuntos, por eso no profanamos, no posamos, y eso nos mueve, porque el Gobierno de Estados Unidos va a dinamitar sitios sagrados, hay que recordar que todos éramos uno solo" dijo Norma Calles, jefa tradicional Kumiai.
Por eso se reunieron en la mojonera 237, en el municipio de Tecate, donde una empresa de origen texano realiza los trabajos de reemplazo del muro, en este punto, alrededor de 70 miembros de la comunidad Kumiai de Campo California, Juntas de Neji y la Huerta de Tecate, así como San Jose de la Zona y San Antonio Necua de Ensenada realizaron una ceremonia sagrada.
Vistiendo sus trajes tradicionales realizaron cánticos por casi 6 horas bajo los fuertes rayos del sol, la patrulla fronteriza no permitió que los miembros de la comunidad de Baja California cruzaran la frontera, les impidieron poner un pie en el que por años fue su territorio, pero esto no los detuvo, aun así, entonaron sus cánticos, algunos de celebración, otros de guerra.
A pesar de sus manifestaciones los trabajos continúan, pero por lo menos, durante su ceremonia, lograron parar las máquinas por algunas horas, el canto Kumiai se impuso al ruido de los motores.
Texto y Fotos: Claudia Orozco